Imagine como sería llegar a aquella nueva ciudad y conocer a aquel total desconocido, un hombre de voz grave y carácter arrollador, alguien que desde la distancia me regalaba palabras cariñosas. Su aspecto físico era poco importante, ya me había cautivado.
Al llegar a la estación un miedo aterrador me invadió, pero aun así estaba segura de mi misma y de aquella aventura sin sentido, algunas veces hay que ser alocada en la vida, pero en su justa medida. El apareció ante mí, no podía ni mirarle, se reía… (Era obvio mi nerviosismo), me monte en su coche y me llevo al hotel, donde me alojaría, al subir deje las maletas…hablamos un poco y me beso, aquel beso se volvió fuego, su lengua me invadió, mi pecho duro rozaba su camisa, me apretó el culo contra su polla y sentí como le excitaba mi pasión.
Me desnudo sin mediar palabra, y me tumbo sobre aquella desconocida cama, abrí las piernas invitándole a reposar sobre mí. Aquel hombre desconocido se tumbo sobre mi pelvis, y sin dejar de mirarme, me beso… mientras mi cuerpo ardía y se retorcía deseando ser penetrada, sentir como su polla entraba dentro de mí y me quemaba, esa era la sensación que deseaba… Pero él me hizo suplicar, me envolvió en sus brazos, me lleno de su saliva, de su olor y hundió su mano en mi coño, hasta que me sentí perdida, sin yo saberlo me sumergió en un mundo nuevo para mí, tan nuevo que sentí miedo, ya que hubo un instante en el que mi consciencia se perdía.
En algún libro leí que aquello se llamaba “la Petit Mortis”, pero no podía creer que realmente existía, que solo con su mano, mi cuerpo se perdía en el infinito, me inunde, mi coño comenzó a segregar tanto liquido que era imposible que aquello fuera real, tanto que sentí pánico por morir de placer, suplique, y suplique piedad, grite que parara, que no siguiera, es extraño que cuando alguien te mata de placer, le supliques así.
Él paro, las sabanas estaban empapadas, su mano chorreaba, y mi cuerpo estaba tenso y sumiso, en ese instante me follo, mirándome a los ojos, la metió hasta dentro, mi coño ardía y su polla entraba como si no fuera la primera vez. Le susurre que no parara que siguiera, mis gemidos eran suaves pero profundos, hasta que sentí como tu polla explotaba dentro de mí y su semen me quemaba, llenándome entera.
Como al compas de una canción comencé a contraerme, a palpitar, le apreté con fuerza hacia mi hasta que el dolor del placer se fue apiadando de mi, cuando salió de dentro se tumbo a mi lado … me miraba sin mediar palabra, mis muslos estaban pringosos, las nalgas suplicaban una ducha, mis pechos duros aun sentían dolor, por un momento cerré los ojos y aspire todo el olor que me envolvía…Dios como olía a sexo, a hormonas, a placer…
Lo hicimos durante toda la noche, y a la noche siguiente y al día siguiente, durante cuatro días, fuimos sexo, pasión, frenesí y amor carnal, en la despedida valoramos como aquella bomba se estaba transformando en amor pasional, sobrehumano.
¿Quién sabe cuánto duraría? ¿Quién sabe si se repetirá? ¿Quién no ha soñado alguna vez con algo así?, ¿Quién sabe…? Yo lo sé y os puedo asegurar que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.
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